Wi-Fi
Las redes Wi-Fi se han convertido en las reinas de las comunicaciones inalámbricas empresariales. Hace unos años era el cable el que dominaba en las organizaciones como principal ruta de acceso a Internet, tanto para los trabajadores como para los equipos informáticos. Hoy en día estas conexiones wireless han arrebatado al tradicional Ethernet su papel protagonista, fundamentalmente en un momento en el que el número de máquinas y dispositivos conectados (en el ámbito doméstico y en el corporativo), ha ido aumentando a un ritmo frenético demandando un mayor ancho de banda. Este nuevo escenario no implica que el cable vaya a desaparecer, pero las tendencias de mercado parecen apuntar a un cambio en la balanza.
Y es que, las habilidades que poseen en la actualidad las últimas redes inalámbricas han mejorado mucho en lo concerniente a calidad, velocidad y seguridad. Todas estas optimizaciones han venido de la mano del estándar Wi-Fi6 que se consolidará este año 2022, tal y como apunta Gartner. No es algo que sorprenda ya que la escasez de chipset de Wi-Fi 5 llevó a los fabricantes a centrar sus esfuerzos en el nuevo protocolo, abandonando el anterior. De hecho, la industria trabaja en una extensión de tan exitoso estándar, Wi-Fi6E, que, de acuerdo con la firma de analistas 650 Group, en los próximos años acelerará su adopción puesto que se prevé que habrá a nivel mundial más de 350 millones de dispositivos que admitan esta banda, así como un crecimiento de más del 200% en el despliegue de puntos de acceso de esta categoría en entornos corporativos. Pese a estos buenos augurios, lo cierto es que el sector ha depositado sus esperanzas en la versión 7 que supondrá un salto cualitativo superior.
Sea como fuere, no sólo la Wi-Fi está presente en los hogares y en las oficinas y fábricas, también lo está en la calle. Según un estudio de vpnMentor, España es el tercer país de Europa en puntos de acceso Wi-Fi gratuitos. Nuestro país cuenta con un total de 93.225 hotspots, situándose por detrás de Rusia y Ucrania. Sin embargo, no entra en la lista top 10 en cuanto a velocidad de esta red inalámbrica pública. Aquí es donde entra en juego una de las principales prestaciones que se pide a estas infraestructuras: la popular customer experience. Esta es, junto con la seguridad, la cualidad más valorada. En estos parámetros centran su innovación los proveedores recurriendo a nuevos avances tecnológicos, desde la nube hasta la IA, el machine learning o la analítica.
Redes&Telecom en colaboración con Alcatel-Lucent Enterprise , Ruckus Networks y Zyxel Networks ha querido conocer el desarrollo de estas redes en nuestro país con la celebración de un almuerzo de trabajo con clientes. Al encuentro han asistido portavoces de Acciona Inmobiliaria, Airbus España, Gestimusa, Grupo Tragsa, IE University, Red Eléctrica de España-Redeia, Universidad Francisco de Vitoria, Universidad Internacional de la Rioja - UNIR, Universidad Rey Juan Carlos y Vocento.
Jorge Arasanz, responsable de Preventa y Desarrollo de Negocio
Bernardo Gómez, Territory Manager Iberia
Gonzalo Echeverría, country manager Iberia
José Morales Clemente,
Gerente TIC
ACCIONA INMOBILIARIA
Julio García Sanchis,
Responsable de Digital Transformation of Operation
AIRBUS ESPAÑA
Javier García Merchán,
Jefe de Sistemas y Comunicaciones
GESTIMUSA
Cristóbal Rodríguez,
Subdirector de Sistemas y Aplicaciones Corporativas
GRUPO TRAGSA
Carlos Garriga,
CIO
IE UNIVERSITY
Raquel Martínez,
Seguridad Corporativa
RED ELÉCTRICA DE ESPAÑA-REDEIA
José Antonio Marcos,
CIO
UNIVERSIDAD FRANCISCO DE VITORIA
José Carlos San José,
Head of ICT Development al Vicerrectorado de Proyectos Internacionales
Universidad Internacional de la Rioja - UNIR
Alberto Sánchez,
Vicerrector de Transformación Digital e Innovación Docente
UNIVERSIDAD REY JUAN CARLOS
José María Casado,
Responsable de Soporte Corporativo
VOCENTO
La famosa crisis de los semiconductores fue el espaldarazo definitivo que provocó la adopción acelerada de Wi-Fi6. No es de extrañar este salto ya que, ante la ausencia de chips para equipos Wi-Fi5, los fabricantes decidieron focalizar sus esfuerzos en la última versión y centrarse en ella poniendo en el mercado nuevos dispositivos. También lo hicieron las empresas clientes. Las organizaciones, que suelen apostar por soluciones estables con ciclos de amortización cortos, se enfrentaron a una situación totalmente inesperada: una pandemia. Este hecho les hizo replantearse si su red estaba preparada para afrontar los requerimientos de conectividad en el trabajo, remodelar las oficinas para convertirlas en espacios más abiertos y diáfanos y adquirir, en consecuencia, equipamiento acorde a estas necesidades. Estos factores vienen a confirmar el vaticinio de las principales consultoras que auguran que 2022 será el año de la consolidación de 802.11ax.
Aunque la carestía de chip no ha afectado tanto a la construcción de AP para Wi-Fi6 como sí ha impactado en la electrónica Ethernet LAN, se debe tener en cuenta que con Wi-Fi6 se impone una problemática añadida: el multigigabit con el que tenemos que sacar los puntos de acceso hacia la LAN pues cada Access Point maneja una cantidad de tráfico respetable de más de 1 Gbps. Esto quiere decir que los switches tradicionales que veníamos utilizando ya no sirven. Y es precisamente en el suministro más avanzado de tecnología gigabit donde pueden plantearse cuellos de botella. Por encontrarnos en esta circunstancia, hoy más que nunca las empresas han de planificar bien los escenarios de sus proyectos.
Sea como fuera, los nuevos estándares surgen cada vez más rápido y ya se habla de Wi-Fi6 E (Extender), que, como su nombre indica, es una extensión de Wi-Fi6. La diferencia sustancial es que se añade la banda de 6 GHz, un nuevo espectro que ofrece una perspectiva de rendimiento y tasas de latencia mejorados, así como una congestión reducida en las bandas heredadas. Eso sí, concede mayor velocidad de conexión cuando estás cerca del router, pero menor alcance. Este “añadido” supondrá tasas rápidas de implementación en las compañías, como expone ABI Research. La consultora sostiene que los envíos de puntos de acceso Wi-Fi 6E aumentarán de 1,5 millones en 2022 a 5,2 millones en 2024. Sobre este asunto, algunas voces del sector opinan que esta actualización no supondrá una verdadera transición, en otras palabras, que no se presenta como un revulsivo en las comunicaciones empresariales y que la implantación auténtica será de 6, no de 6E. Y es que, aunque algunos usuarios -con requisitos de cobertura concretos-, y proveedores, optarán por esta versión, lo cierto es que si hablamos de nuestro país no se esperan grandes despliegues porque en el día a día no aporta una mejora sustancial. Además, convine recordar que para la CNAF (Cuadro Nacional de Atribución de Frecuencias), hasta diciembre de 2021 no era legal en España utilizar esta banda. Es más, en Europa apenas se va a poder utilizar mucho espectro en esta franja.
Por el contrario, Wi-Fi-7 sí supondrá un gran cambio. La Wi-Fi Alliance ratificará el protocolo 802.11be en el segundo semestre de 2023, por lo que en 2024 los fabricantes tendrán listo su portfolio y todo hace presagiar que los futuros estrenos de Apple esperarán a este estándar. Sus grandes promesas, como ocurre siempre del paso de una generación a otra, son un incremento de la velocidad y una latencia extremadamente baja, pero en este caso hablamos de un ancho de banda unas cuatro veces superior a los 10 Gbps logrando equiparse, incluso, al cable y muy por encima de 5G. Junto con una seguridad más elevada y la introducción de nuevas tecnologías como MLO (Multi-Link Operation) -una especie de agregación de canales-, así como mejoras en otros avances como MIMO (del inglés Multiple-input Multiple-output, Múltiple entrada múltiple salida) y OFDMA (del inglés Orthogonal Frequency-Division Multiple Access, acceso múltiple por división de frecuencias ortogonales).
No obstante, tan importante es la tecnología que montas, como quién te la monta. A la hora de llevar a cabo una instalación de red hay que tomar en cuenta muchas cosas y realizar un concienzudo y previo trabajo de campo. En este sentido resulta clave contar con un buen instalador y/o integrador. Mucha gente se ha sumado al carro del despliegue de Wi-Fi y no es tan fácil desempeñar este rol. Y todo porque el escenario se va complicando ya que muchos clientes, por ejemplo, quieren aprovechar esa autopista de Wi-Fi para implementar IoT, lo que supone conocimientos y pericia en la materia. Así las cosas, es tal su relevancia que se dice que, entre un buen fabricante y un buen integrador es más trascendental el segundo.
El inconveniente es que, aunque los proveedores trabajan codo con codo con integradores definiendo un plan de comunicaciones específico para una entidad, muchas veces el proyecto se impone y el cliente prioriza otras variables como coste o plazos de implantación, antes que contar con un profesional con solvencia.
Dejando a un lado la cuestión de los estándares y la labor de los instaladores, la tecnología de acceso radio tiene que venir complementada con gestión y protección.
Las organizaciones necesitan una infraestructura confiable y segura, sobre todo aquellas que pertenecen a sectores críticos que están sometidas al Esquena Nacional de Seguridad (ENS). Esto supone que muchas compañías incluyan también las redes inalámbricas en sus análisis de riesgos y que se preste una atención especial a las tareas de autenticación y encriptación.
Intrínsicamente relacionado con la seguridad de estas conexiones se impone una buena administración de las mismas, algo que los proveedores facilitan mediante controladores en la nube que permiten monitorizar y segmentar todas las redes. Por lo general, estas herramientas han evolucionado mucho gracias a la analítica, el machine learning o la Inteligencia Artificial, pero caídas puede haber y lo interesante es poder anticiparse y hacer auditorías del comportamiento de la infraestructura y del espacio radioeléctrico, realizando un mantenimiento predictivo. Ni que decir tiene que los departamentos de TI dedican gran parte de su tiempo al troubleshooting, a la resolución de incidencias, pero es que para muchas compañías el que alguien no pueda conectarse en tiempo y forma es una verdadera tragedia.
Estos dos aspectos que hemos mencionado anteriormente -gestión y protección-, son cada vez más relevantes en tanto en cuanto las empresas y entidades tienen que hacer frente a un mayor número de conexiones constantes desde diferentes dispositivos y ubicaciones. El teletrabajo, que alentó la Covid-19, se ha instaurado en nuestro país y añade un quebradero de cabeza extra a los administradores de redes, CIO y CISO. El problema colateral que provoca es conseguir que el empleado tenga un buen acceso Wi-Fi donde esté y esto es una cuestión que, en cierto modo, se escapa de la intervención de los responsables TIC, en tanto en cuanto depende de la conexión que cada trabajador tiene contratada con la operadora en su propia casa y del equipo con el que se conecta. Idéntica situación al smart working se reproduce a gran escala si hablamos de teleeducación, un heterogéneo contexto en el que la cifra de usuarios (estudiantes y personal docente), se incrementa de forma desorbitada y dispar accediendo a través de más de un dispositivo a una amplia variedad de contenido. En ambos entornos, recurrir al filtrado por SSID (Service Set Identifier) se presenta como una solución para extender la red corporativa de forma segura. Y en ambos, también, el cambio cultural es crítico, es decir, el que el usuario entienda que la seguridad es algo que nos atañe a todos.
Una propuesta interesante que está funcionando con éxito respecto a la conectividad segura en el terreno educativo es la plataforma eduroam, un servicio mundial de movilidad segura desarrollado para la comunidad académica y de investigación. Permite que estudiantes, investigadores y personal de las instituciones participantes tengan conectividad a Internet a través de su propio campus y cuando visitan otras entidades participantes. Gracias a la buena acogida de esta iniciativa se está ideando la creación de una réplica a nivel europeo para que todas las instituciones públicas puedan conectarse a una red federada.
Por otra parte, se está progresando en la implementación de redes Hotspot 2.0 que proporcionan dominios de confianza en el acceso de redes públicas. Las operadoras de telecomunicaciones están empezando a apostar por ellas puesto que cifran el tráfico entre el cliente y el AP con WPA2 Enterprise, impidiendo que haya intrusos que entren en la red. La idea es que la experiencia de conexión Wi-Fi sea segura y fácil de usar. Los consumidores podrán conectarse a puntos de acceso públicos gracias a la autenticación de estos mediate la tarjeta SIM. Todo parece apuntar a que podría estandarizarse este proceso en unos años…
Más allá de estos proyectos hay muchos flecos que cubrir en esta industria y otras muchas. La incursión de la Internet de las Cosas, con multitud de objetos que se comunican inalámbricamente, dibuja un panorama mucho más enrevesado todavía que requiere mayor control. A ello hay que sumar los retos que suponen la llegada de nuevos desarrollos y fórmulas operativas como la realidad mixta, la convergencia entre TI/OT, la tendencia hacia el consumo de recursos frente a su adquisición (modelo as a service), y la búsqueda de una conectividad energéticamente sostenible.
Tener una conexión rápida es una de las características más demandas por los usuarios, pero no la única ni quizás la más significativa. Se prioriza que sea estable, que ofrezca una experiencia de uso de calidad. En este sentido, uno de los grandes logros que esta tecnología ha alcanzado en los últimos tiempos es su versatilidad y flexibilidad, cualidades que hacen posible que, si un usuario se desplaza de una estancia o sala de un edificio a otra o, incluso, va de un edificio a otro dentro de una misma organización (pongamos por ejemplo un campus universitario), siga disfrutando del mismo servicio de conectividad sin caídas, ni interferencias. En otras palabras, que ese roaming de un consumidor que se mueve constantemente sea factible sin que note la diferencia de un sitio a otro.
Al usuario la manera con la que se consiga esta experiencia satisfactoria no le importa, para él debe ser transparente el medio. Eso sí, que “no se le haga bola” , que el acceso sea sencillo y ágil y que no requiera muchos pasos… lo que dificulta el tema de la seguridad y de nuevo se impone la necesidad de evangelizar sobre su criticidad. No todas las personas tienen la misma capacidad a la hora de interrelacionarse con la tecnología y lo que está incentivando la innovación por parte de los proveedores es precisamente la customer experience, todo gira alrededor de ella y sobre este pilar se construyen las nuevas soluciones que se lanzan al mercado.
Que uno de los KPI que mide en la actualidad TripAdvisor a la hora de hacer sus recomendaciones de viajes y todo lo relacionado con ellos (alojamientos, restaurantes, etc), sea la Wi-Fi dice mucho sobre el protagonismo que ha ganado este tipo de conexión en la sociedad, tanto en la esfera personal como profesional. Esta red inalámbrica se ha convertido en un activo crucial para las empresas y se ha impuesto como principal vía de acceso a Internet en el ámbito corporativo. Sus prestaciones son cada vez mayores llegando a simular a una conexión cableada. Esto hace platearse si el cable tiene los días contados pues algunas organizaciones están optando mayoritariamente por la alternativa wireless para sus comunicaciones y no piensan ni siquiera en cablear los edificios. Desde esta perspectiva, se concibe un porvenir en el que el acceso primario será inalámbrico y el cable se quedará como backup.
Sin embargo, la desaparición del cable no está tan clara. Bien es cierto que la balanza se inclina cada vez más hacia la parte Wi-Fi, pero no en todas las circunstancias ni en todas las compañías. Esta tecnología debe lidiar con su extremada sensibilidad a las interferencias y con una gestión de acceso más complicada. Es por ello que algunas compañías apenas tienen habilitada una red Wi-Fi y ésta la circunscriben para la entrada a Internet de determinados empleados. Sus comunicaciones se basan en redes LAN corporativas. Otras, pertenecientes a sectores críticos tiran del cable como red industrial y su backbone se compone de fibra y cobre, aunque en la capa de acceso se opte por Wi-Fi. Dependerá, pues, de la casuística como el empleo de PoE para IoT o de fibra óptica hueca que permite la transmisión de datos de forma más rápida que los canutos de fibra convencional y que posiblemente tendrá su aplicación en laboratorios e investigaciones científicas.
En definitiva, el usuario exigirá una comunicación óptima y no le importará que sea cableada o inalámbrica. Aquí está el quid de la cuestión. Los vinilos ofrecen una calidad de audio mejor que los CD, la telefonía fija mejor que la móvil, pero han quedado en un segundo plano, ¿pasará lo mismo con el cable y la Wi-Fi? Todo dependerá del umbral de calidad que esté dispuesto a aceptar el consumidor final y, por supuesto, de cómo vaya evolucionando la tecnología.
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