SANIDAD
CONECTADA:
La comunicación ubicua es una exigencia acuciante en la sociedad actual. En el entorno sanitario esta premisa todavía es más relevante, sobre todo en el contexto vigente de pandemia. Esta petición, sin embargo, no es nueva. En el ámbito de la Salud siempre ha demandado conectividad, ya sea para el uso interno del personal, de los pacientes o de los visitantes, o para conectar equipos y herramientas. Y es que, con el aumento del número de dispositivos conectados, gracias al empuje de la Internet de las cosas, las redes precisan mucha mayor capacidad, velocidad y seguridad para atender estos requerimientos.
La nueva generación de Wi-Fi6 se perfila como la gran aliada para la Sanidad Conectada. No es la única. Hay mucho por hacer en este campo para ponerse al día y migrar a la era Multigigabit y a un entorno cloud, o para dotar de inteligencia a los edificios con un cableado y una infraestructura acorde, pero todo ello conlleva ciertos desafíos no sólo tecnológicos, sino fundamentalmente burocráticos, económicos y de procedimientos. No en vano, existe una falta de interoperabilidad entre los sistemas sanitarios que, a día de hoy, no son capaces de hablar el mismo idioma por lo que el intercambio de información no es tan sencillo como parece. La gestión de datos debe hacer frente a obstáculos regulatorios y choca de lleno con cuestiones tan peliagudas como la privacidad y la seguridad. Precisamente este último punto, el de la (ciber) seguridad, es uno de los que más preocupa sobre todo porque ha quedado demostrado que este sector no es inmune a los virus y ataques, incluso y por encima de todo, de los propios usuarios. Hay que trabajar por una formación y concienciación constante para evitar malas praxis que acarrearían consecuencias nefastas.
De estos temas se habló en un evento virtual organizado por Redes&Telecom, en colaboración con CommScope, y en el que participaron presentantes de entidades públicas y privadas como Centro de Oftalmología Barraquer, Centro Médico El Carmen, Clínica Cemtro , Clínica Mompía, Consorci Sanitari de L´Alt Penedès i Garraf , Grupo IHP Pediatría, Hospital Universitario Reina Sofía -Servicio Andaluz de Salud, Instituto de Salud Carlos III y Veritas Intercontinental.
José Vázquez, IT Manager CENTRO DE OFTALMOLOGÍA BARRAQUER
Marcos Magallanes, director del Área Informática CENTRO MÉDICO EL CARMEN
David Suárez, CIO CLÍNICA CEMTRO
Segundo González, CIO CLÍNICA MOMPÍA
Mariano Gutiérrez, CIO CONSORCI SANITARI DE l’ALT PENEDÈS i GARRAF
Gustavo Godoy, Chief Technology Officer, CTO GRUPO IHP PEDIATRÍA
José Jiménez, Área Informática HOSPITAL UNIVERSITARIO REINA SOFÍA
Adolfo Muñoz, Head of the Research Unit on Digital Health INSTITUTO DE SALUD CARLOS III
Marco Merino, CIO VERITAS INTERCONTINENTAL
La tecnología Wi-Fi sigue siendo fundamental en el entorno empresarial y lo seguirá siendo en los próximos años. Según un estudio de Watchguard, hoy más que nunca, la gente espera un acceso Wi-Fi ubicuo. De hecho, se prevé que el mercado mundial de Wi-Fi en exteriores alcance los 63.250 millones de dólares a finales de 2023 (frente a los 28.510 millones de dólares de 2017). Eso no es todo. El negocio de soluciones Wi-Fi gestionadas se duplicará hasta los 6.110 millones de dólares en 2022, desde los 3.070 millones de dólares en 2017.
Esta tendencia también se da en los centros hospitalarios, donde siempre ha habido un interés por soluciones de conectividad de calidad. El despliegue de una Wi-Fi es habitual en estos escenarios, una infraestructura que nació cerrada para conectar al personal y también los sistemas, pero que cada vez se abre más para dar servicio a visitantes y pacientes. Incluso es habitual encontrarse con varias redes y la dificultad radica en que no se mezclen unas con otras. Con las interconsultas, el envío de imágenes radiológicas y otros muchos etcéteras se requieren vías de comunicación más rápidas.
Así pues, si el sector de Healthcare ya era puntero en tecnología inalámbrica y móvil, con Wi-Fi6 (802.11 ax) “va a liderar esa innovación”. Esta última generación será un “catalizador” en este terreno porque proporciona redes con mayor capacidad -con esta versión se ha pasado del paradigma de mayor velocidad al de mayor capacidad-, que permitirán comunicar sensores IoT y un mayor número de usuarios. Va a dar convergencia a las comunicaciones.
Sanidad está muy ligada a la Internet de las cosas. Es una tecnología fundamental en un ecosistema que emplea cada vez más instrumental y material quirúrgico conectado por sensores. Esta realidad impone una mayor conectividad y una latencia ultrabaja, con tiempos de respuesta que han de ser inmediatos en muchos casos. En otros, se busca alcance más que velocidad, de ahí que algunos organismos se estén planteando implementar Wi-Fi HaLow, conocido como estándar Wi-Fi para IoT. Este protocolo IEEE 802.11ah trabaja con un espectro por debajo de 1GHz lo que admite un mayor alcance (un kilómetro), atraviesa muros y paredes y requiere un menor consumo energético, disminuyendo, en contraprestación, la velocidad de conexión. No requiere hub ni gateways propietarios y está al tanto de las últimas normas de seguridad.
Depende de cada proyecto. Por lo general, hospitales, laboratorios, clínicas... están implementando desarrollos propios e internos que muchas veces no pueden hacerse públicos por las consecuencias judiciales y regulatorias que pudieran acarrear. Por citar algunos ejemplos podríamos hablar de trazabilidad de productos y material para controlar su uso y stock; monitorización de pacientes, con sensores que detectan y avisan en tiempo real de su ubicación; implementación de antenas en quirófanos o de dispositivos de seguimiento en carros de paradas; aplicaciones de mapas que guían al usuario por el recinto y le dan la bienvenida; videoconsultas… en definitiva se está utilizando la tecnología para automatizar procesos y mejorar la gestión de los activos.
Acomodarse a los nuevos requerimientos de conectividad supone vencer obstáculos económicos, tecnológicos, burocráticos y también normativos. No obstante, sigue siendo el maldito parné el que ha frenado y continúa parando muchos despliegues, más aún en el crítico panorama actual. La limitación del dinero es una constante vital en el campo sanitario, sobre todo si nos referimos a centros públicos. Hay que intentar concienciar a las Administraciones y gobiernos de que estas actualizaciones tecnológicas son importantes. El problema presupuestario pesa mucho y da al traste con iniciativas piloto. Esta situación se complica todavía más en plena pandemia de Covid-19, que “lo ha removido todo, incluso a nivel político”. Se pide a los departamentos de TI que vayan con cautela y cualquier desarrollo que plantean se mira con lupa. Tal contrariedad está dilatando y retrasando proyectos a tres a cuatro años.
En esta enumeración de inhibidores, la protección de datos tampoco podía faltar. Ciertos organismos están “sometidos a las reglas del mercado de los clientes” y no pueden acometer iniciativas sin tener que vérselas con auditorías y controles estrictos. El ámbito sanitario maneja información sensible y debe preservar la privacidad. Esto dificulta el intercambio de información entre expertos y profesionales de la salud, pero no sólo por preservar la intimidad de los pacientes, sino por algo mucho más inquietante como es carencia de un sistema de información unificado que posibilite esta comunicación. Una materia bastante peliaguda que merece un apartado por sí mismo.
El gran inconveniente de la Sanidad en España es prioritariamente organizativo. “App Radar Covid no funciona porque existen 17 comunidades autónomas con 17 sistemas diferentes, además de los privados”, se denunció durante el encuentro. Y es que, “por mucha tecnología que implementemos, si no se encauza bien no conseguimos nada”, se argumentó. Bien es cierto que las transferencias sanitarias muchas veces resultan un impedimento, pero esto no tiene solución, hay que adaptarse a ello, asumirlo, y, viéndolo desde otra perspectiva, buscar lo positivo que aporta como que a nivel regional permite hacer más cosas.
La cuestión es que estamos inmersos en una pandemia y el intercambio de datos entre hospitales y médicos es un asunto urgente. La contrariedad radica en una carencia de comunicación y compenetración entre las plataformas, no hay interoperabilidad y la complejidad que tiene la información sanitaria a la hora de poderla transferir es muy alta. Este conflicto implica la utilización de estándares confusos de explicar e implementar. A ello se añaden las presiones recibidas por parte de empresas proveedoras que quieren que se empleen sus soluciones en estos entornos. Para poner remedio a esta falta de consenso, por decirlo de alguna manera, lo primero que hay que hacer es que dentro de la informática sanitaria se acuerden conceptos y se formalicen definiciones unificadas para que se normalice y se pueda compartir. El desafío es enrevesado, pero enfrentarlo resulta clave: definir un paraguas normativo donde estén definidas las reglas del juego iguales para todos.
El medio sanitario tiene que dar respuesta a más necesidades de interconexión. El quid es cómo se aborda este crecimiento exponencial en un entorno de seguridad y capacidad, cómo modificar y renovar infraestructuras e incluso políticas de uso teniendo en cuenta estos condicionantes. La SEGURIDAD se considera EL PROBLEMA. Y si le añadimos el CIBER delante, el sentimiento de vulnerabilidad es mayor.
Hasta ahora parecía que el sector no era un foco de ataques, que era inmune, pero se ha demostrado que no es verdad y la crisis actual ha agravado la situación. No existe un riesgo cero. El auge de la conexión de dispositivos de terceros se presenta como una combinación letal. Los recursos con los que cuentan no permiten tener los sistemas actualizados y las limitaciones y restricciones de la tecnología médica no ayudan. El no haber definido una gobernanza, unas especificaciones mínimas sobre infraestructura informática afecta y aunque se está trabajando en esta dirección, no es un proceso consolidado, “vamos a remolque”. Hay directrices de buenas prácticas para mejorar la protección en el área de la prevención, para no dejarlo todo en el de la reacción.
La irrupción de IoT hace que crezca de manera exponencial el número de terminales conectados. A veces son equipos muy simples que carecen de un mecanismo de encriptación por ello es crucial que toda esta plataforma de Internet de las cosas se controle y monitorice para poder tener alertas y tomar medida de anticipación.
Las redes inalámbricas son igual o más seguras que las cableadas, pero el inconveniente no es la red sino el endpoint, el usuario final. Aunque es decisivo contar con un plan de contingencia, lo es aún más educar al ciudadano de a pie para que obre correctamente y no ponga en peligro las comunicaciones y la información que se maneja. A los CIO les preocupan no tanto los ataques recibidos, sino los que no han conseguido detener porque no saben qué datos han sido filtrados, quién los maneja y qué puede obtener a cambio de ellos. No existe ninguna normativa que cubra al ciudadano, sí a las empresas e instituciones. La cadena se rompe por el eslabón más débil, el usuario. Para inmunizarla solo hay una vacuna: formar y formar.
Covid-19 ha demostrado que los “hospitales tienen que emplear su inversión en su negocio”, se subrayó, que deben innovar, ponerse al día. Lo mejor de todo es que los departamentos de TI están abiertos a nuevas sugerencias, atentos a cualquier tecnología rompedora que aparece en el mercado, desde modelos de gestión en cloud -fórmulas as a service cada vez más demandadas-, hasta redes móviles 5G. En su agenda ya figura Wi-Fi6 y muchos centros están estudiando qué soluciones les puede conceder esta nueva generación, probando, incluso, servicios. Ni que decir tiene que la Internet de las cosas se ha ganado un hueco bastante importante en el sector con proyectos innovadores que abren la puerta a nuevas ideas.
Son tantas las propuestas interesantes que precisan conectividad, que el gran reto consiste en lograr una convergencia que permita simplificar la gestión, en otras palabras, facilitar el despliegue de redes al máximo hasta configurar una autopista de comunicación en la que confluyan todas las nuevas tecnologías. Al final esta convergencia será un hecho irrefutable, pero hasta entonces se deberán dar respuesta a las demandas constantes de la sociedad, se irán revisando y planificando avances, se continuará concienciando de las buenas prácticas a los usuarios para minimizar los daños e incorporando herramientas que mejoren la protección, a la par que se adopta una actitud más proactiva en todos los campos.
Mientras tanto la industria TIC sigue avanzando a marchas forzadas. Todavía no ha llegado a popularizarse Wi-Fi6 y ya se está hablando de Wi-Fi7… “El mercado no es capaz de absorber la tecnología que se genera a tal velocidad”. De hecho, los expertos indican que en 2021 la generación 6 de esta conectividad inalámbrica será una realidad, como también lo será el salto al Multigigabit que tendrá repercusiones a nivel de infraestructura pues el cableado existente en muchos edificios deberá cambiarse, acometer una transición hacia la Categoría 6 y una mayor eficiencia, si es que se quiere aprovechar todo el potencial de la nueva era.
El futuro es prometedor y el sector recibirá con los brazos abiertos los avances que faciliten un mejor desempeño de su actividad. Por el bien de todos.
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