INDUSTRIA 5.0
El mercado potencial en España para las empresas activas en transformación digital e innovación en Industria 4.0 superará los 2.100 millones de euros en 2022, sólo para alcanzar la media europea en ámbitos clave como la Internet de las cosas, la robótica, el cloud o el big data.
A estas oportunidades de negocio se suma una coyuntura favorable marcada por la llegada de los Fondos del Plan de Recuperación europeos y de los Fondos Next Generation que supondrán inversiones de cerca de 24.000 millones de euros en la modernización y digitalización de ecosistemas industriales y de servicios. Además, el BOE publicó el pasado 13 de abril el anuncio de la convocatoria de concesión de las ayudas Activa Financiación ,de apoyo financiero a proyectos de investigación, desarrollo e innovación en el ámbito de la Industria Conectada 4.0 en el año 2022. La línea de ayudas está dotada con 140 millones de euros, distribuidos en 100 millones como préstamos y 40 en subvenciones.
Las tendencias de cara al futuro más cercano en el entorno industrial están enfocadas en llevar la experiencia global de los clientes al siguiente nivel mediante la adopción de tecnologías como la realidad virtual y aumentada. El metaverso y la IoT figuran como otros de los principales puntos de interés, ya que hacen posible construir sistemas ciberfísicos (CPS) que permiten tener una visión digital detallada y en tiempo real del mundo físico. En última instancia, la automatización, robotización y la virtualización pueden reconfigurar el modelo operativo de las fábricas y agilizar procesos, acelerando así su rendimiento.
Todo ello sin olvidar la importancia de proteger todos los sistemas implicados, es decir, tanto las Tecnologías de la Información como las Tecnologías de la Operación. En el caso de OT se prioriza el trabajo con máquinas y dispositivos como sensores para IIoT. Los sistemas IT tratan de priorizar la confidencialidad que los datos por encima de otros elementos. Conjugar ambos mundos garantizará el éxito.
En este contexto, la industria española emprende su camino hacia la revolución 5.0 , más allá de la 4.0, en un desarrollo que combina técnicas avanzadas de producción y operaciones con tecnologías inteligentes que se integrarán en las organizaciones, las personas y los activos.
No obstante, el grado de madurez y adopción de estos avances en el tejido productivo nacional es muy heterogéneo y las iniciativas varían en función del tamaño de la empresa, su actividad y sus recursos. Conseguir la ansiada flexibilidad supone un auténtico desafío para proveedores y usuarios, con grandes retos en el horizonte como la mencionada integración IT- OT, la legislación, la conectividad ubicua e inalámbrica, el edge computing, el análisis de datos en tiempo real o tecnologías emergentes como IoT, IA, edge computing, realidad mixta, digital twins… Y, por encima de ellos y de manera universal: la ciberseguridad.
Para debatir sobre las oportunidades y obstáculos a los que se enfrenta el avance de este sector en España Redes&Telecom, en colaboración con Cisco, IFS Ibérica e Ikusi ha llevado a cabo un encuentro con clientes en el que han participado Airbus, Cepsa, Engie, Insud Pharma, Merck y Padecasa Obras y Servicios.
Rocio Dantart, Líder de ventas del portfolio industrial de Cisco para EMEAR
Gonzalo Valle, Presales Manager
Fernando Asenjo, Director Comercial y Desarrollo de Negocio
Javier Pérez Delgado,
Head of IM Operations
AIRBUS
Juan Benavente,
Head of Innovación, IoT y Tecnologías emergentes
CEPSA
José Javier Sánchez Hidalgo,
Responsable de explotación IT
ENGIE
Miguel de Fermín,
Information Technology Solutions Manager
INSUD PHARMA
Alejandro Expósito,
Digital, Innovation and Business Operations Director
MERCK
Javier Loma,
Director de Tecnología y Desarrollo
PADECASA OBRAS Y SERVICIOS
El grado de madurez y adopción de la cuarta revolución industrial en España “va por barrios”, es decir, no es el mismo para todas las organizaciones. El estadio de transformación depende mucho del tamaño de la empresa, sus peculiaridades y el ámbito en el que opere. En este sentido, unos sectores empezaron a robotizar y automatizar sus procesos y operaciones de forma ordenada, mientras que otros, o todavía no han dado el paso porque no han visto en esa automatización una alternativa válida o se han quedado a medio camino comprando equipamiento según sus necesidades y parcheando para ir solventando obstáculos que mermaban el crecimiento de su negocio.
Sin embargo, estamos en un punto en el que no es o blanco o negro, no todo es automatización ni todo es humano. Y aquí surge el concepto de Industria 5.0, que pone el énfasis en la colaboración entre máquinas y hombres para mejorar la productividad y la eficiencia. Robots que nos quiten trabajo, pero que el humano esté presente y aporte. Esto supone que la empresa sepa poner en valor al empleado, que se ocupe de él, que lo tenga contento y satisfecho y que piense en cómo retener ese talento teniendo en cuenta que escasea.
Nos encontramos, pues, con varias velocidades, muchas incógnitas en el horizonte y un gran reto: la flexibilidad. Más allá de analizar cómo monetizo y saco rendimiento a esta inversión tecnológica -donde ya hay casos de uso que lo demuestran, dicho sea de paso-, el verdadero desafío -tanto para fabricantes como para usuarios-, está en cómo adaptar esa tecnología disponible a las casuísticas de esas empresas, logrando que esa compañía consiga mantener lo que la hace única, su diferencial. En esta tarea es importante definir qué es lo estratégico, sentar las bases para configurar un plan exitoso, para lo que se puede recurrir a partners que den ese servicio adoptado a los requerimientos específicos alineados con el business. Sea como fuere, para ser flexible uno de los requisitos clave es contar con una infraestructura que pueda ser gestionada.
Más allá de toda la parte física de hardware y software y la constante y rápida sucesión de soluciones nuevas en el mercado, existe un problema de concienciación de los empleados. Unir IT y OT, mezclar esos dos mundos, implica un trabajo delicado y meticuloso como la creación de equipos conjuntos, por eso la integración va despacio. Mientras en IT aspectos como la seguridad perimetral era algo intrínseco, en OT no lo contemplan como algo crucial. Ante esta disyuntiva, muchos usuarios de la parte de operación muestran reticencia al cambio fruto del desconocimiento del otro lado de la balanza. Hay que vencer esas barreras concienciando de que las tecnologías vienen a sumar, no a sustituir. Y es que, las prioridades son distintas: IT busca analizar los datos para tomar decisiones de forma óptima y OT trata de asegurar la calidad de los procesos.
La estandarización se erige como la respuesta para administrar tecnologías e instrumentos diferentes. Este paso, que ya se ha dado en IT, ahora debe hacerse en la parte de OT. Trabajando en la misma línea para simplificar procesos y arquitecturas; ejecutar procedimientos y automatizar como primer escalón en la subida hacia la transformación industrial.
Pero de nada vale marcar esos patrones y ajustes si no se logra una buena experiencia de usuario. Los CIO han de estar cerca del negocio, un paso por delante, viendo qué aporta valor y consiguiendo que el usuario asuma esas incorporaciones de forma natural. Las personas son el verdadero reto. Una empresa es tan robusta como las relaciones e interacción entre las personas que las componen. Los proyectos no fallan por la tecnología, sino por las personas.
Otro de los desafíos para el avance de esta revolución tecnológica y operativa está en la legislación. Todas las industrias están muy reguladas, aunque hay algunas en las que se debe lidiar con mucha normativa como es el caso de las farmacéuticas. Debido a esta particular situación, la ansiada flexibilidad que promete esta transformación resulta sumamente enrevesada.
Desde otra perspectiva, uno de los aspectos más relevantes en el modelo industrial del futuro es la conectividad, base de la digitalización. La conexión es un componente clave de los sistemas inalámbricos Wi-Fi Mesh, las redes privadas, la 5G o la Internet de las cosas, cada vez más presentes en este sector. Muchas empresas se hallan inmersas en procesos de sensorización como paso previo para nuevas propuestas tecnológicas como la Inteligencia Artificial o el blockchain.
Con esta revolución en marcha hay una cosa clara: estamos pasando de un escenario en el que los entornos industriales se protegían completamente a otro en el que al tener todo conectado la superficie de ataque se incrementa considerablemente. Ante esta realidad, resulta fundamental visibilizar las redes industriales, contar con herramientas que nos permitan construir modelos para predecir y analizar el comportamiento de las infraestructuras, abordando la seguridad desde los cimientos. Y esto se consigue segmentando las redes IT y OT para detectar amenazas y poderlas atajar. No en vano, al hablar de este tema, muchas empresas piensan en la seguridad física, pero ya no es solo este aspecto el que hay que tener en cuenta. La ciberseguridad no se trata únicamente de poner un antivirus o un firewall, es mucho más, como autenticar a los usuarios que se conectan a las redes. El personal de OT ha de entender esta problemática y desde IT deben proporcionarle toda esa información de contexto para que pueda actuar y operar.
No obstante, integrar la seguridad es muy difícil, es un auténtico quebradero de cabeza. En muchos casos las compañías han de lidiar con máquinas diseñadas hace 10 o 12 años con sistemas operativos que ya carecen de soporte. Para más inri, el tiempo de amortización de esas máquinas no puede obviarse. Con estas cartas en la mano, los responsables de IT han de ser proactivos y adelantarse a los acontecimientos para cerciorarse de que su equipamiento va a seguir funcionando de manera segura. Es por ello que el presupuesto en ciberseguridad se ha quintuplicado y no sólo en IT, también en OT y la nube. Precisamente el punto de gravedad está en el mundo cloud que, por otro lado, es lo que está permitiendo a las empresas diferenciarse.
Para poder llegar a todo y con la idea asumida de que la seguridad cien por cien no existe, muchas empresas se apoyan en partners para poder hacer uso de la tecnología en modo servicio. Dado el ritmo evolutivo, ya no les sirve comprar soluciones y operarlas porque se antoja un proceso largo e ineficiente. En la actualidad se buscan instrumentos rápidos que aporten agilidad.
Visto lo visto, la seguridad es una pieza clave. Antes se veía como un elemento más y ahora no, hoy en día tiene que estar intrínseca desde diseño pues se han de monitorizar los activos, los equipos. En este panorama el rol del usuario es crítico porque lo que hace vulnerable a una organización son las personas que es por donde suelen llegar los ataques, no la infraestructura. Por ello es vital formar a toda la compañía para evitar vulnerabilidades.
Edge computing y el trasvase de datos a la nube son dos caminos que las empresas españolas tienen en mente en tanto en cuanto les brinda elasticidad y ahorro de costes, aunque les supone cierta preocupación porque no existe una receta única. Así las cosas, la manera de ser competitivos frente a otras regiones radica en la calidad, la flexibilidad y el servicio al cliente, por ello hay que tomar decisiones rápidas y muchas de ellas deben hacerse justo en la fábrica, según sale el dato. Aunque los datos no siempre son fáciles de manejar porque son muchos. Además, optar por una estrategia cloud first no debe emprenderse a la ligera. Se deben analizar latencias y operativas, definiendo bien los modelos.
En muchos casos la realidad es que la mayoría de los datos ser pierden. Hay que extraer información de ellos cuando realmente valen para algo, puesto que la mayor parte de las veces no sirven para el propósito perseguido porque no se han cogido cuando se debería y sin saber cuándo iban a ser necesarios. Se corre el riesgo de entrar en un momento Diógenes que resta eficiencia. De ahí que resulte primordial tener una estrategia clara de gobernanza del dato y de su ingesta, algo que en ciertos sectores es una realidad desde sus orígenes, queda muy lejos en otros. La importancia de crear una CULTURA DEL DATO no admite dudas: gracias a ellos se pueden mejorar los procesos e implementar modelos predictivos que permitan planificar la cadena de producción y suministro. Muchas veces, eso sí, se encuentran en silos y sin digitalizar y no se sabe cómo poder compartirlos. El verdadero challenge es conseguir ese ansiado análisis en tiempo real, como mencionábamos antes. Para emprender una estrategia exitosa de análisis hay que preguntarse ciertas cuestiones como ¿qué es lo que quieres resolver mediante el análisis de datos?, así como ¿qué tiene sentido llevar a la nube y qué no?, ¿qué hacer a pie de máquina? Se debe configurar un caso de uso para ver cómo se monetiza ese primer estadio para la analítica. Hay que puntualizar de dónde se van a sacar esos datos, decidiendo cuáles interesan para el negocio, todo ello sin olvidar la protección de los mismos -siempre en la agenda-, ni la legislación. Ya sabemos, pues, que no vale el mismo traje para todos y las circunstancias concretas de cada organización mandan.
Proyectando a futuro la evolución de la industria española podemos decir que hay varias tendencias fácilmente reseñables. En primer lugar, la ciberseguridad. Ya hemos hablado del auténtico desvelo que supone para los responsables de TI con la incorporación de la nube en sus operativas empresariales -entornos que escapan en muchas ocasiones de su control-, y sigue ocupando gran parte de los presupuestos.
Trabajar en la resiliencia -consecuencia inequívoca de la pandemia de Covid-19-, también está en las agendas del entorno industrial; al igual que la automatización -considerada como la primera fase de esta revolución-, la digitalización y la gestión, gobierno e integración de los datos trabajando codo con codo con OT. Para dar paso a la analítica y actuación en tiempo real, el gran objetivo, gracias el edge computing.
Junto a todo lo anterior, se impone también la sostenibilidad en la creación de entornos de fabricación respetuosos con el medio ambiente y la introducción de avances tecnológicos con proyectos incipientes o ya consolidados, según los casos, como blockchain, digital twins, sensorización, IoT, realidad mixta, Inteligencia Artificial o Big Data, entre otros.
La ruta fijada llega hasta la factoría conectada en la que la preocupación principal radica en cómo diseñar una red robusta, segura, resistente, gestionada. El movimiento hacia lo wireless, hacia redes privadas inalámbricas fiables.
Y como colofón el poner en el centro al usuario colocando a los trabajadores, a las personas, como prioridad número 1. Y darles formación, atención y recursos. Esencial para el trayecto hacia la Industria 5.0, un periplo en el que el modelo de pago por uso va cobrando fuerza, ganando peso la venta de servicios, no de productos. Y en el que las empresas se han percatado de que la forma de ser más competitivo en un mundo tan globalizado pasa por la cooperación y la colaboración para no quedarse atrás.
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