EL ESTADO
DE LAS TELCO:
EL PAPEL DEL
OPERADOR LOCAL

Organizado por Redes&Telecom

INTRODUCCIÓN

El pasado mes de marzo, con el decreto del Estado de Alarma, Gobierno y operadoras firmaron un acuerdo para asegurar las telecomunicaciones en España. El sector se comprometió a garantizar la conectividad, las capacidades de operación y supervisión de las redes y la agilidad de respuesta ante incidentes, especialmente en lo que respecta a las redes que dan soporte a los servicios de emergencia.

Finalizado el año y con ciertos meses de perspectiva, podemos afirmar con rotundidad que las infraestructuras han respondido a las altas exigencias de la sociedad española. Y lo hicieron no solo porque tecnológica y técnicamente estuvieran preparadas, sino también gracias a la labor de muchos profesionales que estuvieron al pie del cañón para que así fuera, como es el caso de los operadores locales y regionales.

Con la pandemia, el incremento del tráfico superó el 40% tanto en núcleos urbanos como rurales. Y es que, Covid-19 provocó la vuelta al pueblo de muchas personas. La España Vaciada se llenó de nuevo clamando a voces conectividad para poder seguir funcionando. El teletrabajo, el comercio electrónico y los juegos en línea avivaron la llama.

En este contexto, fueron los pequeños operadores los que atendieron estas necesidades. Un sector que actualmente experimenta un proceso de concentración y que está inmerso en una evolución hacia un nuevo modelo de negocio en el que los servicios de valor diferencial cobran cada vez más protagonismo. En un futuro en el que se plantean grandes desafíos, su supervivencia radica en ofrecer algo más que conectividad, pero sin perder en el camino sus señas de identidad: la flexibilidad y la cercanía con el cliente.

Redes&Telecom , en colaboración con Alea Soluciones , Cambium Networks y NFON , organizó un encuentro virtual para analizar el estado de las telecomunicaciones en España desde el punto de vista del operador local. Al encuentro asistieron representantes de Adamo Telecom Iberia , Aire Networks , Akiwifi , AOTEC , Avanza Solutions , Avatel Telecom , Embou/MásMóvil , Onivia y Lyntia para dar voz a un colectivo a lo que no siempre se le escucha.

PROTAGONISTAS

“Ha habido un cambio en el modelo de negocio. La continuidad del operador local y regional estará en la concentración y en la búsqueda de diferenciación de los grandes, proporcionando servicios más allá de conectividad”

ALEA SOLUCIONES

Francisco Bonachela, CEO

“El objetivo es ahorrar y dar servicios más económicos, pero más potentes. Cuando se unifica la red, la oferta es mayor y se puede luchar más contra el ámbito incumbente”.

CAMBIUM NETWORKS

Javier Gómez, regional director Iberia & Mediterranean

“Las comunicaciones fijas no van a desaparecer, sino que van a evolucionar o transformarse hacia la nube. Serán servicios que seguirán siendo importantes, pero se podrá acceder a ellos desde cualquier dispositivo y en cualquier momento“

NFON

Agustín Sánchez Fonseca, responsable de Desarrollo de Negocio


Xavier Viladegut,
Network Development
ADAMO TELECOM IBERIA

Carlos Cortes,
director comercial, Marketing y Clientes
AIRE NETWORKS

Javier García,
director de Operaciones
AKIWIFI

Gonzalo Elguezabal,
director ejecutivo
AOTEC

Ana Martín,
directora comercial
AVANZA SOLUTIONS

Jaime Abehsera Davó,
director comercial Área Residencial
AVATEL TELECOM

Etién Aldea,
director Marketing y Comunicación
EMBOU/MASMOVIL

Icíar Martínez,
Markets & Product Director
ONIVIA

Gilberto Sánchez,
Strategy Advisor
LYNTIA

CONCLUSIONES

Respuesta ante la Covid-19

Con la aparición del coronavirus Covid-19 en nuestro país y el confinamiento y las medidas restrictivas en la movilidad que trajo como consecuencias inevitables, el consumo de Internet registró un crecimiento superior al 40%, una cifra que no sólo se dio en las ciudades, sino también en los pueblos. La España Vaciada fue llenándose a marchas forzadas de urbanitas que huyeron de las metrópolis y la demanda de conectividad tuvo picos muy altos que obligaron a ampliar los circuitos para hacer frente a los cambios de horarios y rutinas de los usuarios. La pandemia llegó de golpe y no dio tiempo a pararse para reflexionar, había que actuar rápido. Los operadores locales tuvieron que soportar una demanda de locura como nunca antes y “aguantaron el chaparrón” afrontando las nuevas y exigentes necesidades comunicativas de sus clientes (teletrabajo, e-commerce, juegos en línea, conexión constante…) sin que se cayeran unas redes que tenían sobredimensionadas y preparadas -buena parte son de fibra óptica, especialmente GPON-, y proporcionando soporte y servicios extra de calidad gracias a su esfuerzo y a que contaban con personal propio dedicado. Ellos fueron los artífices de la democratización de las redes en esa España olvidada.

Y no se lo pusieron fácil: sin posibilidad de hacer portabilidades, con cierre de establecimientos… La presencialidad fue necesaria para muchos de ellos que debían dar un “servicio esencial” a la sociedad y no podían permitirse parar los motores. Tuvieron que planificar el capital humano de sus empresas, cómo distribuirlo, dilucidando quién podía trabajar en casa y quién no, y, sobre todo, tranquilizarlo para que no tuvieran miedo ante una situación inesperada que apareció de sopetón. El resultado fue satisfactorio con una respuesta unánime de todo el sector y con un operador local que salió fortalecido.

No todo fue ni está siendo tan bonito. Casi todas las industrias han resultado golpeadas por esta crisis sanitaria que es también económica, y las telecomunicaciones -aunque en menor medida-, no han sido una excepción. Bien es cierto que estas compañías (pequeñas y grandes) han experimentado un aumento en su volumen de negocio, pero igualmente les ha afectado a nivel de impagos, sobre todo en el segmento B2B. Hoteles, restaurantes, fábricas, etcétera son una parte importante de su clientela y se han tenido que amoldar a sus condiciones de cobro.

Concentración y servicios

Durante este periodo, en el mundo del operador local y regional se ha acelerado una concentración del mercado. Se está produciendo una agrupación de redes y una transformación del escenario inicial, modificando la forma en la que se explotaban esas redes. Antes el operador tenía la propiedad de las mismas; ahora se está llevando a cabo una compartición de las infraestructuras dibujando un escenario con varios actores: pocos propietarios y muchos ISP que alquilan estos recursos y prestan servicios sobre ellos. Y es que, el operador local de hoy que no apueste por redes neutras o no las abra a otros, se va a queda atrás pues no va a tener un soporte financiero para aguantar. Es su salvavidas para asegurar su continuidad.

Esta unificación -que será mayor en 2021- responde al objetivo de ahorrar y soportar costes elevados y ganar más oportunidades que hagan posible brindar servicios más económicos, pero más potentes. Se dice que la unión hace la fuerza y aunque este proceso de congregación pueda tener sus lados oscuros (como que se haga apetecible a los grandes), aporta beneficios al permitir a los pequeños hacer frente a los grandes, concediendo mayor estabilidad a todas las compañías y profesionalizando los servicios.

Por otra parte, se ha puesto de manifiesto que el modelo de negocio típico del operador local está cambiando. Se les ha abierto los ojos: ya no se trata únicamente de tener una red y que esta sea la mejor en su región; este factor no es diferenciador sino la gestión del cliente, tener un trato directo con él. No basta con dar sólo conectividad, se debe ampliar el abanico, aportar un plus. Y uno de esos valores diferenciales intrínseco del operador local es la dedicada y cuidada atención a su cliente. Es fundamental que el usuario tenga una buena experiencia de uso y la misma calidad de acceso a escala local y nacional. Y esto radica en los servicios que se ponen a su alcance. Este modelo de personalización se ha exportado y los ha animado a dar el salto a otras regiones, a salir de su zona de influencia, a competir con los que funcionan por todo el país. Como fenómeno que lleva varias décadas vigente, su existencia está asegurada, pero evolucionará. Y Covid-19 ha incentivado esta metamorfosis. Quizás en unos años veamos una fórmula como la del sector eléctrico con un ente público como operador global de infraestructuras esenciales y comercializadoras.

Ni fibra ni Wi-Fi, hablemos de ACCESO

Pese a los anuncios gubernamentales y de grandes compañías de que van a cubrir toda la geografía española con fibra, a día de hoy un porcentaje nada desdeñable del territorio carece de acceso a la Red de redes. Según el último informe de Cobertura de Banda Ancha publicado por el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación digital en abril de 2020, un 13,4% de las zonas rurales en España no tiene acceso a Internet de al menos 30 Mbps de velocidad a través de redes terrestres. Es más, 1,82 millones de hogares apenas pueden acceder a una conexión ADSL a 2 Mbps. Y a nivel nacional, todavía un 5,72% de la población (casi 3 millones de ciudadanos) no llegan a esos 30 Mbps. Canarias, Baleares o Extremadura son las regiones más afectadas.

Suelen ser ámbitos de difícil orografía en la que los operadores nacionales no invierten. Para estas multinacionales resulta carísimo llegar a ese municipio recóndito con sus despliegues e implementaciones. Nos referimos a un mercado que existe -como Teruel-, y que un grande jamás lo va a poder cubrir porque no le compensa a su cuenta de resultados, aunque estén empezando a meter cabeza mediante colaboraciones público-privadas. Aun así, la inversión que tiene que hacer es mucho mayor que los réditos que obtendrían de la misma. Este hecho supone un estímulo para los pequeños operadores que son quienes podrán sacar partido de este nicho olvidado.

Muchas veces se peca de eslóganes publicitarios alejados de la realidad. Se habla de Wi-Fi, de fibra… cuando de lo que se debería hablar es de ACCESO, independientemente del sistema que se emplee para conseguirlo. Se trata, por decirlo de otra manera, de un problema político, de marketing y de nombre. Es mentira decir que la fibra óptica vaya a llegar a toda la población española. El territorio es muy extenso y en aquellas zonas donde existe infraestructura eléctrica puede resultar sencillo llevar fibra, pero en otras no resulta tan fácil. Muchos ciudadanos de poblaciones rurales se sienten ciudadanos de segunda. El discurso no está homogenizado.

Pero los clientes la piden, al igual que 5G, porque es lo que ven anunciado a bombo y platillo, y desconocen que hay otras tecnologías, hay planes y hay operadoras que pueden ayudarles a disfrutar de ese acceso a Internet de alta velocidad que es lo que realmente quieren. Así las cosas, lo que se debería regular institucionalmente es tener suficientes gigas o ancho de banda -antes se hablaba de 100 Mbps, ahora es de 300 Mbps- para el usuario final y adecuar la parte técnica a las condiciones con las que hay que lidiar en cada enclave en particular. “Habrá que guisar el plato con lo que haya”. No debemos olvidar que cada vez más las personas demandan consumir servicios que están a la nube y necesitan caudal para poder hacerlo. Si no se puede garantizar esta capacidad, las implantaciones de avances tecnológicos como la IoT, se limitan.

Año 2021: grandes desafíos a la vista

Para dar un buen acceso es básico tener buenas infraestructuras, redes y equipamientos, lo que implica llegar a grandes acuerdos. En este campo, el gran problema que se padece en las zonas rurales es el backhaul, las redes de transmisión de retorno que son vitales. A los operadores locales les preocupa este aspecto por el alto coste que les supone y porque les limita su crecimiento, en tanto en cuanto repercute en el ancho de banda que puedan dar y eso les perjudica ante la extensión en España del trabajo en remoto, el comercio electrónico, el streaming, los contenidos en HD… En definitiva, los hábitos de consumo digital obligarán a ofertar un ancho de banda amplio, veloz, seguro y estable.

Además del aumento del tráfico, la unificación de empresas y las redes neutras, hay que añadir la llegada de 5G que tendrá su impacto en el sector puesto que no sólo da conexión móvil, sino también fija. El peligro está en que el espectro se quede en manos de cuatro compañías que serán los que tengan el poder para desplegar la tecnología. Sin embargo, este avance no es tan fiero como lo pintan, al menos en el marco del operador local y sopesándolo en el entorno rural y a corto plazo. Hay sitios a los que 4G ni siquiera llega y teniendo en cuenta las características técnicas que supone la nueva generación en cuanto a requisitos de implementación, lo más probable es que hasta dentro de unos cuantos años no tengan noticias de estos desarrollos por esos lugares. Durante este tiempo, los pequeños tienen margen de sobra para cubrir este entorno con otras tecnologías de acceso.

Junto a estos desafíos mencionados, les afectará de la misma manera un fenómeno que se está generando en el ámbito de las telecomunicaciones en su conjunto: los servicios cloud. Los amos de la nube están entrando en el negocio telco, a la vez que las grandes operadoras lo están haciendo en el mundo de los centros de procesamiento de datos (CPD) para poder crecer en recursos y en tamaño. La regulación será la auténtica vía para poner orden en esta mezcolanza.

Tampoco hay que perder de vista el plan de recuperación y resilienciadel Gobierno. Habrá que cuidarse de que ese presupuesto no quede exclusivamente a merced de operadores nacionales. Los locales y regionales deberán buscar su alternativa en esos fondos europeos sin desistir, sin que les suene a ciencia ficción, aunque les pueda la desconfianza recordando otros procesos en los que lo único que les ha ayudado ha sido “los vecinos y nuestro bolsillo”, viendo como ejemplo el Plan PEBA o WiFi4EU del que se beneficiaron también los pequeños.

Asimismo, para que sea más fácil llegar a estos fondos, tendrán que apelar a la digitalización como su principal baza para ganar la partida, presentando proyectos desde un punto de vista de neutralidad. Precisamente, será la labor de digitalizar pymes y micropymes donde puedan encontrar oportunidades de crecimiento.

Fortalezas intrínsecas

2021 será crucial para definir el modelo en España. El futuro es incierto, pero el operador local y regional tiene rasgos de identidad que le ayudarán a salir airoso de los obstáculos que se presentan en el camino. Uno de ellos es su flexibilidad, pues son empresas que han funcionado a nivel táctico y no estratégico. Han de ser más flexibles para adaptarse a medida que fluctúe el negocio y poder adaptarse a lo que les deja la infraestructura existente.

La personalización es otro punto a su favor. Compite de una forma diferente a los nacionales, satisface las necesidades que tienen los clientes en esas localidades pequeñas haciendo cosas diferentes como ofrecer canales de televisión local y servicios especializados y de valor añadido.

No obstante, su punto fuerte y más importante es su proximidad, su cercanía, ese mimo en la atención a su cliente, ese trato diferente, el estar pegado al territorio…

De cara a los próximos años, el operador local y regional debería preguntarse qué más servicios puede ofrecer para no quedarse cojo dando sólo conectividad. Al utilizar redes neutras hay mucha competencia en el mercado por lo que han de analizar otros productos que puedan explotar y dar a sus clientes por encima de ese acceso. Su futuro va a estar ligado a que se diferencie de los grandes. Y mirando este porvenir con optimismo en el menú figuran, además de telefonía fija, móvil y contenido, platos estrella como los servicios cloud, de backup y de seguridad (particular y empresarial). Todo ello aderezado con asesoramiento y consejo, simplicidad y una atención cercana como lo han venido haciendo hasta ahora. La figura del operador local y regional evolucionará, pero tendrá que seguir existiendo para cubrir ese ámbito de proximidad.

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