COMUNICACIONES UNIFICADAS. EL SALTO
A LA NUBE
El ascenso de las comunicaciones unificadas a la nube es una realidad. El potencial de este mercado es enorme porque, aunque el negocio de UCaaS sigue creciendo como la espuma, a día de hoy solo representa el 5% de los suscriptores on-premise u hosted PBX, según los últimos informes facilitados por Synergy Research
Datos de esta misma consultora confirman que en la mayoría de los países está en su fase inicial. Estados Unidos lleva la voz cantante y el Reino Unido, Alemania y Canadá poseen una base sustancial de abonados. En el caso de España su implantación aumenta y a buen ritmo, sobre todo por el empuje recibido por la pandemia de la Covid-19 y la llegada del trabajo híbrido que aceleró los proyectos de digitalización de las empresas. Los modelos as a service han conseguido calar en las organizaciones que han podido comprobar los beneficios que este nuevo modelo de “pagar por lo que se consume”, trae consigo para la rentabilidad y eficiencia de sus negocios.
Asimismo, las empresas se han percatado de que las comunicaciones son mucho más que telefonía. En la actualidad, tras un periodo en el que las videollamadas y las reuniones en remoto han sido el pan nuestro de cada día, sería impensable no incluir en el mismo saco el correo electrónico, las aplicaciones de mensajería instantánea o las herramientas de colaboración, entre otros elementos de conexión. Todo unido y en perfecta armonía, eso sí, y teniendo en cuenta las necesidades concretas de cada compañía. Atendiendo esas particularidades, la convergencia y la integración con aplicativos como el CRM o el ERP, con el propio contact center o la centralita están marcando el rumbo a seguir.
En estas plataformas, la seguridad se coloca como un aspecto relevante, presente desde las fases primeras de diseño de las soluciones. También la Inteligencia Artificial, la analítica y la automatización van ocupando un lugar destacado en el futuro de las comunicaciones empresariales. Es la dirección que guía la innovación de los proveedores, pero será la experiencia de usuario lo que marcará la diferencia. Por esta razón, cualidades como la facilidad de uso, la rapidez de respuesta y la calidad se imponen. En definitiva, se trata de proporcionar comunicaciones sencillas para compartir información y reunirse.
Bajo esta premisa la nube se perfila como la gran aliada. Aquellos que no han migrado tendrán que hacerlo. Según Telefónica, en el año 2025, la fibra óptica cubrirá el cien por cien de nuestro país, por lo que las líneas tradicionales dejarán de dar servicio y los sistemas de comunicaciones (voz, datos, vídeo y televisión) deberán cambiar a VoIP. Esto significa que todos los servicios pasarán a la tecnología IP, y que las diferentes tecnologías de las que puede depender y que actualmente utilizan la red telefónica pública conmutada (RTPC) , como líneas compartidas de baja velocidad, soluciones ADSL, no funcionarán. Lo mismo ocurrirá con otros servicios específicos que utilizan líneas telefónicas, como las alarmas, terminales de pago, servicios de vigilancia a distancia e incluso los dispositivos médicos. Tras la eliminación gradual de ISDN, la red digital de servicios integrados que permite la transmisión de digital de datos sobre líneas telefónicas estándar, nos encontramos en una nueva ola de disrupción. Un universo de opciones basadas en VoIP que continúa y continuará creciendo.
En otras palabras: la popularmente conocida como telefonía de cobre está viviendo sus últimos años y se espera que para 2025 todas las empresas utilicen Internet para realizar sus llamadas, por lo que deberán reemplazar su sistema tradicional por la telefonía cloud.
Para profundizar en este proceso, Redes&Telecom, junto con Alcatel-Lucent Enterprise y NFON, ha organizado un encuentro virtual con clientes en el que han intervenido representantes de Clínica Cemtro, Grupo Vichy Catalán, Mailteck, Migasa, Monbake Grupo Empresarial, Schneider Electric España y Veritas Intercontinental.
Enrique Sánchez, director general
David Tajuelo, director general
Javier Cruz,
director de Desarrollo de Negocio de Comunicaciones
ALCATEL-LUCENT ENTERPRISE
David Suárez,
IT Manager
CLÍNICA CEMTRO
Benito Cerillo,
CIO
GRUPO VICHY CATALÁN
Sonia Lasheras,
directora de Sistemas y Seguridad Informática
MAILTECK
Diego Rodríguez,
CIO
MIGASA
Juan Manuel Martínez,
CIO
MONBAKE GRUPO EMPRESARIAL
Agustín Sánchez,
responsable de Desarrollo de Negocio
NFON IBERIA
Ana Carolina Cardoso,
directora de Canal
SCHNEIDER ELECTRIC ESPAÑA
Marco Merino,
CIO
VERITAS INTERCONTINENTAL
La pandemia ha revolucionado muchos aspectos de nuestra vida, sobre todo desde el punto de vista tecnológico. Ha provocado un avance sin precedentes en la usabilidad y en la extensión de la videoconferencia, de aplicativos como Zoom o Teams como canal de voz en entornos colaborativos, del asentamiento del teletrabajo… y todo esto ha hecho que las organizaciones se planteen muchos aspectos de su negocio rápidamente; como el “subir” a la nube sus comunicaciones, que ha llegado a ser un proyecto prioritario en muchos casos.
La explosión y visibilidad de estas tecnologías se ha incentivado a marchas forzadas -antes de lo previsto-, y los proveedores se están dedicando a compatibilizar los sistemas para que no sea tan “traumática” esa transformación. Algunas compañías han tenido que lidiar con la obsolescencia de sus equipos TIC e incluso revisar sus infraestructuras y adoptar nuevas competencias, llevando cableado donde antes no se requería. Otras pertenecientes al campo de la salud, por ejemplo, tuvieron que atender en remoto en un abrir y cerrar de ojos, lo que provocó una evolución enorme en el terreno de las videoconsultas y la cita telefónica.
El camino no ha sido de rosas, pero el balance de la implementación ha sido muy positivo ya que las empresas han ganado en funcionalidad. Los beneficios asociados a las comunicaciones cloud han quedado patentes. Principalmente se valora que el acceso sea mucho más sencillo y que se pague por lo que realmente se necesita mediante una fórmula de cuotas mensuales. La barrera de entrada es baja, tanto por modelos de despliegue y de adquisición.
Asimismo, la posibilidad de estar conectado, independientemente de si se nos encontramos en la oficina, en casa o en otro lugar, es un plus. La mejora que concede en la gestión de las centralitas y de las comunicaciones empresariales han convencido a más de uno. No en vano, la búsqueda de omnicanalidad, flexibilidad y escalabilidad son argumentos de peso para abordar proyectos cloud y lograr una mayor eficiencia en los negocios, haciendo posible la colaboración y cooperación entre equipos.
Dentro de la urgencia de adaptar las plataformas que impuso la Covid-19, lo que está primando la migración son los procesos y la cultura empresarial.
De acuerdo con el primer punto, las comunicaciones se van a integrar dentro de los procesos adaptados a cada sector. Ya no sólo tenemos que hablar de personas, sino también de terminales inteligentes. La llegada de la Inteligencia Artificial y la multiplicación de los dispositivos de Internet de las cosas (IoT) van a ayudar a automatizar las tareas en muchos terrenos; una demanda de automatización que se ha incrementado considerable este último año. Esta realidad implica que haya que avalar que se pueden administrar estas labores en remoto, sin necesidad de presencia física in situ. Para asegurar esta gestión a distancia, se trabaja con sistemas smart que proporcionan información en tiempo real. A través de estos mecanismos, dicha información llega más rápido.
Desde otra perspectiva, si nos referimos a cultura empresarial, el empleo de nuevas tecnologías que ha incentivado el panorama actual ha contribuido a que los usuarios descubran el valor de estos instrumentos y se acostumbren a ellos. El cambio de chip se produjo de la noche a la mañana y muchos trabajadores ahora ven con relativa normalidad el uso de soluciones cloud y el poder estar comunicado en cualquier lugar y momento, sin importar el terminal desde el que lo haga. Podríamos decir que se está produciendo una aceptación bastante natural a estos entornos, que los usuarios están adquiriendo competencias en el manejo de las TIC, aunque siempre queda alguna reticencia respecto a la “tranquilidad” que le da al departamento de TI el tener el “hardware a mano”.
No obstante, cada empresa es un mundo y se rige por diferentes variables que limitan la adopción de la nube. Hay multinacionales con sedes en las que las posibilidades de conexión son muy escasas, que cuentan con dispositivos muy antiguos y en las que la legislación difiere de un país a otro. Además, dada la complejidad de su “negocio”, no pueden trabajar con sistemas abiertos. En estos proyectos, el problema no radica tanto en la tecnología, sino en el propio usuario que no tiene la capacidad para ir tan avanzado como pretenden los proveedores. De ahí la importancia de abordar cada implantación de forma personalizada.
Visto lo visto, podemos decir que hay procesos de negocio que exigen determinadas plataformas, equipos y dispositivos. Lo que sirve para una compañía, no siempre vale para otra. Debido a esta razón, los fabricantes están dejando de centrarse en el diseño de comunicaciones unificadas con interfaces propias e invierten más recursos en conocer al sector y a la empresa en particular, de forma que sean los trabajadores de esta los que establezcan los casos de uso de las aplicaciones que van a utilizar. El objetivo final que se persigue es simplificar la vida tanto del cliente final como del profesional que opera en su día a día con esa herramienta.
Bien es cierto que, desde un punto de vista tecnológico, hay “recomendaciones” ampliamente implementadas que conceden grandes prerrogativas como WebRTC, proyecto libre y de código abierto que proporciona a los navegadores web y a las app móviles comunicación en tiempo real a través de interfaces de programación de aplicaciones. Este entorno web permite el acceso de multitud de dispositivos (tabletas, ordenadores, smartphones…) y, también integrar los sistemas que las compañías usan en cada momento. Esta iniciativa es una muestra de cómo la tecnología va poco a poco acompasada para poder implementar esos casos de uso específicos en cada sector vertical.
Por otra parte, en este camino hacia la transformación digital desempeñan un papel relevante las redes. Estas tienen que capacitar los servicios que van por encima de ellas, de manera que cada vez más se tiende a que estas infraestructuras “entiendan” esos servicios y dispositivos y en función de eso, se adapten, prioricen y den los niveles de protección adecuados.
En otras palabras, los proveedores ofrecen muchas funcionalidades en sus propuestas de mercado, aunque deben adaptarse al consumo que va a hacer el usuario dependiendo del dispositivo que maneje o de otros parámetros como la edad o la cultura tecnológica. En las ofertas de productos cloud se aboga por el agnosticismo, siguiendo el modelo de Netflix, pero en un entorno mucho más complejo. Mientras que la primera se defiende en un contexto estable como un salón de una casa con una Wi-Fi cerca, en el modelo de comunicaciones unificadas hay que bregar con situaciones diferentes como almacenes aislados y con baja cobertura, hospitales con zonas no comunicadas, redes inalámbricas saturadas… Así pues, se establece un combo de variables para adaptarse a los tipos de negocio, tomando en consideración al usuario, el dispositivo y el operador y tipo de red que va a tener disponible. La integración que ofrecen las comunicaciones unificadas exige por un lado que la gente de tecnología y los clientes entiendan lo que está disponible y lo que se va a consumir. Su empleo está muy democratizado, desde micro pymes hasta grandes cuentas, sólo hay que aclarar el caso de uso ideal.
Precisamente, una de las grandes aportaciones de las plataformas cloud es que facilitan la integración. Es decir, las comunicaciones unificadas en la nube admiten la convergencia de la telefonía -fija y móvil-, con otras soluciones como herramientas de colaboración, vídeo, compartición de ficheros, CRM o centros de gestión de llamadas (contact center). Sin embargo, también es uno de sus grandes retos. Lograr la compenetración con arquitecturas específicas del cliente no es fácil porque tienen que garantizar que la infraestructura es la adecuada, que funciona al cien por cien y que es flexible y resiliente. Y es que, hoy en día el teléfono es otra función más de cualquier aplicación que utilicemos para comunicarnos. La integración es hacia lo que se tiende y lo que da valor a las propuestas que encontramos en el mercado, lo que ahora marca la diferencia va a ser la esencia de las comunicaciones unificadas.
Junto a la integración se impone otro quebradero de cabeza: la seguridad. Se trata de un tema recurrente y prioritario. Las organizaciones están conectando más arquitecturas a la nube, pero siempre “se queda algo” en la empresa como un pequeño centro de datos, una red Wi-Fi… y todo tiene que estar a buen recaudo. La seguridad tiene que estar contemplada en todo momento y desde el inicio de cualquier proyecto -sea nube pública, privada, híbrida o activos on premise, analizando igualmente los niveles de exigencias característicos de cada sector o ámbito de actividad.
En esta misión, no sólo los proveedores han de cumplir ciertas normativas y conseguir certificaciones que avalen sus productos, los usuarios han de hacer un buen uso de sus soluciones de comunicaciones unificadas mediante el empleo de credenciales y password.
La extinción de la telefonía fija o analógica, el sistema clásico de comunicación que permite transmitir información a través de una red de cobre, está cada vez más cerca. Entre las razones que explican este abandono impulsado por las operadoras de telecomunicaciones figura el aumento de los costes que supone el mantenimiento de los equipos RTC heredados, la simplificación de la red que proporciona la VoIP, la multiplicidad de plataformas que admite esta nueva forma de conexión de cara al usuario y, por supuesto, el poder continuar siendo competitivos en precio. Una guerra que se lleva librando mucho tiempo.
En este sentido, Telefónica anunció en 2018 que iba a apagar una central de cobre al día hasta 2020, avanzando en su iniciativa de trasformación de la red. El objetivo -que en verano de 2021 alcanzó las 1.000 centrales cerradas-, es completar la cobertura de fibra con una red totalmente digital y potenciar que todos sus clientes se pasasen a esta tecnología para mejorar su experiencia. Para gestionar este proceso, la operadora desarrolló el proyecto FARO, que impulsa el paso de abonados a la fibra e industrializa el cierre del cobre en centrales completas. Además, en paralelo al desarrollo de FARO, la compañía dirigida por Álvarez-Pallete, está ejecutando el plan de simplificación por planos de red que busca la optimización y compactación de los elementos legacy (heredados) del cobre. Esto permite poner en marcha un modelo de eficiencia energética y de espacio y de economía circular con la reutilización y reciclaje.
Pese a que no será hasta dentro de unos años cuando se producirá el apagón definitivo, lo cierto es que no queda tanto tiempo para que esto ocurra (2025). Las empresas deberán anticiparse y adoptar un sistema telefónico en la nube que les permita afrontar este cambio de la mejor manera posible y antes de que llegue la fecha límite.
Así pues, aunque ya la crisis sanitaria ha impulsado este salto, el fin de las redes fijas acelerará esta migración al cloud para los más rezagados, animando a ponerse las pilas y a dar el paso definitivo a la nube.
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